Lo que yo
necesito es un plan, pensó R. Si yo fuera capaz de elaborar un buen plan con
sus preliminares, sus objetivos, su desarrollo y su puesta en marcha, entonces
ya verían esos mentecatos de lo que sería capaz. Porque ellos a mí no me
engañan: son el resultado de un plan.
Pero ¿quién
realizó el plan? Ellos realizaron el plan, ¡está claro!
Entonces,
veamos, ¿quién ideó el plan? No fueron ellos, eso es evidente.
¿Quién lo
ideó para ellos?
Maldición,
este teléfono que no deja pensar.
—Sí, soy yo,
claro, ya te llevaré el pedido de alcachofas, vale.
Si vivo entre
alcachofas, trufas, coliflores... ¿cómo hacer un plan? ¿Cómo?
El secreto
estará, seguramente, en que ellos, los padres, hubiesen hecho el plan y a mí
sólo me quedara cumplirlo. Y bueno, así sería fácil. Pero todo yo, la idea, el
plan, la voluntad, todo...
—Sí, hola,
que ya salió el pedido de coliflores, sí, seguro, que ya salió.
Bueno, no
deja de ser un plan este de cosechar y vender verduras de la huerta. Pero,
claro, algo así yo no me lo hubiera planeado, no me hubiera gastado, esto salió
solo, ya estaba acostumbrada de tanto ver a mis padres.
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