sábado, 8 de marzo de 2008

Las cosas en la vida

—Las cosas en la vida no son negras, ni blancas: son grises —me dijo en un tono pausado con la firme intención de ser convincente. Sin darme cuenta, ni siquiera tener tiempo a pensarlo, le contesté:

—Todo es gris hasta que damos un paso, hasta que tomamos una decisión. Y es entonces que la vida, o más bien las cosas en la vida, adoptan un color.

Él me miraba como si esperara de mí una aclaración, o más bien como mira un niño cuando se le ha empezado a contar una historia nueva.

—¿Un color? —dijo. Y yo vi en sus ojos y escuché en el tono de su voz que había suspendido, por unos instantes al menos, su desconfianza. Creí ver cierto crédito abierto. Entonces, seguí.

—Supongamos, por un momento aunque sea, que tomamos una decisión de amor. Las cosas de la vida que eran grises se tiñen. Si de un enamoramiento se trata, se teñirá de rosa; o de rojo si es una pasión fuerte e incontrolable.

”Cada uno de esos pasos tiene un poder de transformación, que no es otra cosa que un poder mágico. La magia consiste en teñir todas las cosas y las personas de su color propio. Pero no del mismo color, sino que se teñirán en una gama de ese color. Podemos decir entonces: nada es rosa pálido, ni rosa fuerte, las cosas en la vida son color de rosa normales, intermedias.

”La vida sigue así, entonces, hasta que tomamos otra decisión, otro paso que trasciende a la vida pareja que se había anclado en el medio rosa. Será rojo si está relacionado con la pasión; o azul con un sueño; o amarillo con el olvido, el alejamiento o el corte; negro con la muerte; blanco con el nacimiento. Y así es como vivimos: entrando a distintas tonalidades según se trate.”

—Y qué decís, entonces, sobre los hombres grises.

—He pensado mucho en los hombres grises. Qué pasa con ellos. ¿Es que nunca han tomado una decisión que trascendiera a su rutina? ¿Siempre estuvieron entre el blanco del nacimiento y el negro de la muerte? ¿Eso ha sido todo? ¿Y de dónde..., o por qué, vos...?

—En la provincia de donde vengo el cambio de clima es constante: lluvia, sol, calor, frío. Lluvia y sol provocan ese fenómeno atmosférico: el arco iris. Siempre he creído que se trata de un símbolo que debemos aprender a descifrar.


2 comentarios:

Demon dijo...

Felicitaciones Lita,por tu blog,me he quedado encantado con los relatos que he llegado a leer, los tres del mes de marzo. Continuaré visitando este oasis.

Alba Vera Figueroa dijo...

¡Ah, qué gusto me das con tu visita, Enrique! Y te agradezco que me hayas escrito. Un abrazo.